¡Comenzamos!
Y, claro, yo querría comenzar con el libro que cuenta mi historia. José la escribió con mucho cariño. Os dejo que él os cuente cómo sucedió todo:
Y, claro, yo querría comenzar con el libro que cuenta mi historia. José la escribió con mucho cariño. Os dejo que él os cuente cómo sucedió todo:
Pilar me encargó un cuento para que el nombre de la librería El Dragón Lector tuviese una historia fácil de transmitir a los niños y que reflejase el espíritu de la librería como impulsora de la animación a la lectura. Entonces me encontré con que los dos pilares de la historia estaban ya, sólo había que incorporarlos como protagonistas al cuento: un dragón, como símbolo de personaje que se encarga de custodiar y defender los tesoros más importantes, y un libro, como símbolo de cultura. Sólo hacía falta enseñar a leer al dragón y la unión quedaría realizada.
Por otra parte, había que incorporar dos personajes: el malo, el Mago Tirano, que no se para en nada para conseguir mandar y gobernar y el bueno, el Rey del Reino de la Sabiduría, poseedor de la cultura y animado a enseñar.
La cultura figura como reflejo de las bibliotecas al servicio de todos y la persona que enseña no es otra que el maestro vocacional en su sentido clásico de sabiduría y gobierno.
El relato se adornó con numerosos símbolos fáciles de entender por los niños: el Rey sustituye la espada por el libro; el volcán de la imaginación está apagado; atraviesan el mar de las vocales, de las consonantes, etc.
Os animamos a disfrutarlo.
Por otra parte, había que incorporar dos personajes: el malo, el Mago Tirano, que no se para en nada para conseguir mandar y gobernar y el bueno, el Rey del Reino de la Sabiduría, poseedor de la cultura y animado a enseñar.
La cultura figura como reflejo de las bibliotecas al servicio de todos y la persona que enseña no es otra que el maestro vocacional en su sentido clásico de sabiduría y gobierno.
El relato se adornó con numerosos símbolos fáciles de entender por los niños: el Rey sustituye la espada por el libro; el volcán de la imaginación está apagado; atraviesan el mar de las vocales, de las consonantes, etc.
Os animamos a disfrutarlo.
José Andrés Villota
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